IES LLANES SEVILLA

IES LLANES SEVILLA

jueves, 7 de octubre de 2010

GLIESE 581

   La enorme nave cilíndrica se encontraba en el momento crucial de su viaje de trescientos años a Novaterra, el nuevo nombre con el que la expedición había bautizado al planeta conocido en la vieja Tierra como Gliese-581 g.

   Después de acelerar durante diez años-luz con el motor de energía nuclear de popa y frenar el resto del viaje con su gemelo motor de proa, la nave orbitaba en torno al nuevo planeta, esperando.
 -Un año- pensó el capitán Homer Rodríguez- aquí parados, estudiando, analizando el mejor lugar para fundar una colonia, buscando vida en la superficie y -sobre todo, ejercitándose constantemente para recuperar la vitalidad perdida en un sueño de tres siglos, congelados en animación suspendida, esperando el momento de despertar.
  Y ahora -¡por fín!- tocaba bajar a ese mundo enorme, con una gravedad no muy penosa (1,3 g para ser exactos), pero sin día ni noches. Un planeta que ya no giraba sobre si mismo, frenada su rotación por el poderoso influjo gravitatorio de la débil pero muy cercana estrella enana de Gliese-581.
   Todavía recordaba las agrias discusiones sobre el mejor lugar para situar la colonia. Pero consiguió triunfar y Valle Termal resultó elegido. Un valle profundo, con un lago de agua líquida a 10 ºC en un mundo de agua helada, gracias a la fuente de energía geotérmica fruto de la enorme aglomeración de materiales radioactivos en el subsuelo, cerca de su manto.
   -¿Cómo comparar esto con Glaciar, un inmenso cráter con agua helada en la zona de penumbra, pero a -10 ºC?- exclamó en voz alta.
  - Pero no hay radioactividad- contestó la voz metálica del ordenador de a bordo.
  Iba a contestar cuando sintió la vibración del primer lanzamiento que llevaría a los primeros colonos al nuevo hogar....




Cuento corto original de Manuel Centeno para continuar por los alumnos

lunes, 6 de septiembre de 2010

EL JUEGO DE ENDER

     Relato basado en la novela de Orson Scott Card ganadora de los premios Hugo y Nébula, premios mas importantes en el mundo de la ciencia-ficción.
                      
           Las enormes astronaves alienígenas vomitaban enjambres de ligeras y veloces naves de guerra. Los cazas se aproximaban a la ridículamente pequeña flota humana refugiada en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter.
            Las naves terrestres, pocas y lentas, salieron de su escondrijo y se dirigieron directo al grueso de la flota enemiga, buscando un punto desde el que parecía irradiar la actividad del enemigo.
            Mientras algunas naves hacían maniobras evasivas buscando las enormes naves-base, el pequeño escuadrón del comandante Mazer Rackham trazaba una trayectoria indirecta que le acercaba  a la nave central enemiga. Amagando hacia un lado, virando hacia otro y atacando aquí o allá, consiguió acercarse a suficiente distancia como para que sus misiles fueran efectivos.
            La explosión subsiguiente fue el fin de la invasión: todos, absolutamente todos los insectores cesaron sus acciones y quedaron sin mente, cuerpos vacíos carentes de voluntad.
            Y así el acto de genialidad de un solo hombre había obtenido, contra todo pronostico, la victoria para la humanidad. Al menos de momento…

            Cien años después, el coronel de la Flota Internacional Graff se dirigía a la puerta de la casa de los Wiggins. Su misión era reclutar al pequeño Ender, de seis años de edad.
            Ender, pues así se llamaba Andrew Wiggins a si mismo,  era el tercer hijo en un mundo en el que sólo estaba legalmente permitido tener dos. Pero los Wiggins no eran una familia normal: su matrimonio era el resultado obligado de una frenética búsqueda estadística del humano genéticamente mejor dotado para ser un genio militar.
            Su hermano mayor, Peter, había resultado ser demasiado ambicioso de poder para ser un buen líder, demasiado cruel para entender al enemigo y comprenderlo: buscaría su total destrucción a toda costa. Y esto no era bueno para ganar guerras.
            Su hermana Valentine era demasiado compasiva, excesivamente piadosa para destruir una raza, para machacar a sus generales si con eso exprimía sus habilidades.
            Ender era el tercer y último intento de la Flota para obtener un nuevo Mazer Rackham que dirigiera a la flota humana en la próxima guerra.
-Hola, Ender- dijo Graff- ¿Cómo te  va en tu primer día sin el monitor?.
Ender miró a Graff con enfado.
-Un poco mas y no lo cuento. Pero eso ya lo sabe usted, ¿no?. –inquirió con desgana- De todas formas peor le fue a Stilson.
-Si. Y eso te ha permitido aprobar tu examen final. He venido a llevarte a la Escuela de Batalla.
Peter saltó como un resorte.
-¿Andrew destroza a un chico de ocho años y aprueba, mientras que yo, que no toqué a nadie, soy demasiado malo para ustedes?,  ¿demasiado asesino?, ¿demasiado cruel, quizás?- dijo mientras se reía.
-Peter -intervino Valentine- tu no eres cruel, eres un mal bicho.
-Los bichos no patean personas, solo molestan algo. – contestó Peter con sorna.
-Creo, Peter- sentenció Graff- que esta conversación ha acabado para ti y para tu hermana. Dejadme a solas con Ender, por favor.
Valentine y Peter salieron de la habitación (éste último todavía rezongando) y Graff se dirigió directamente a Ender.
- Andrew Wiggin, sé que no querías dañar a Stilson –dijo Graff mirando fijamente a Ender- pero hiciste lo que había que hacer, lo que nosotros deseábamos que hicieras. Has  nacido para dirigirnos en una guerra por la supervivencia de la especie humana en la que no sabemos qué habrá que hacer, a qué nos enfrentaremos. Y para ello necesitamos a alguien que actué con decisión, que no se arrugue ante nada, ante nadie, Ender. Es el futuro de nuestra raza lo que está en juego.
- ¿Y un niño que le hace  a otro lo que yo fui capaz de hacer es el comandante que necesitamos?- preguntó Ender.
- Te conocemos Ender. Has llevado el monitor durante cinco largos años. Sabemos cómo piensas, como sientes, por qué haces las cosas que haces. Y sabemos  lo que ocurrió con Stilson.
Graff se acercó aún más a Ender.
- No eres un asesino. Sólo te defendiste. Digamos que te defendiste a conciencia. Pero Valentine te quiere, tus profesores te aprecian. Eres bueno, Ender, no malo.
- Te necesitamos. –añadió con vehemencia- Eres nuestra mejor opción, nuestra última oportunidad y si hay una posibilidad de que seas nuestro próximo Mazer Rackham, nuestro próximo Alejandro, tenemos la obligación de intentarlo.
- Tengo miedo, señor. –dijo Ender- Pero iré.
- Lo sé, Ender. Nosotros también. No podemos fracasar. Así que prepárate. Habla con tus padres y hermanos y despídete. Mañana salimos para la Escuela de Batalla. Temprano, Ender, muy temprano.

      La Reina Colmena sintió en su mundo natal la misma agonía que su hija, pues sus mentes siempre habían estado en contacto. Sintió la angustia, multiplicada miles de veces, cuando los insectores obreros comprendieron que el destino del misil de Maezr Rackham era la nave de su reina.
      Tendría cien años para analizar y entender lo ocurrido. Un siglo para comprender los hechos, lamentar los errores y levantar puentes de comunicación con la extraña raza que mató a su hija.  Un siglo para aprender, prepararse y evitar el desastre que sin duda llegaría, pues así lo sentía en lo mas profundo de su corazón.




Si quieres saber como acaba la guerra.. ¡lee el libro!

miércoles, 26 de mayo de 2010

CUANDO HAY AMOR, CUANDO HAY ESPERANZA


-->
Cuento corto basado en un relato homónimo de ciencia-ficción de Robert Silverberg

Laura sonreía con tristeza mientras admiraba la hermosa puesta de sol sobre las eternamente nevadas cumbres del Kilimanjaro. Allí, en el corazón de África, esperaría en su noche sin sueños el reencuentro con John. Admirar sus ojos azules, sentir el calor de su abrazo, de su amable sonrisa siempre presta a escapar del calabozo de sus labios. ¡Dios, cómo había amado a ese hombre!.

Le ehaba de menos y se despertaba maldiciendo una y otra vez a la aurora que le robaba el vívido recuerdo del ser amado que sólo los sueños proporcionan. La vida: tanto para dar y otro tanto para quitar.

Cáncer de testículos y espermatozoides vacíos, muertos, decían los médicos. Imposible buscar el consuelo de un niño que le permitiese ver en sus ojos azules la inmensidad del mar, un niño que le sonriese como haría su padre. Imposible recordar a su amado viendo los cabellos de su hija mientras duerme en su cuna.
Y su vida se fue apagando entre viajes a hospitales, pruebas médicas y dolor. El dolor de la radioterapia que disipaba su energía, el dolor de la quimio que abrasaba sus entrañas, el dolor del futuro roto que quebraba sus ilusiones, su alegría.
Para cuando llegó el doctor Schultz sólo quedaba la desesperación del que ya se sabía plenamente derrotado. Una opción entre un infinito de negras posibilidades, una pequeña luz al final del universo mas lejano imaginable.
-Hagamos clones. - dijo el doctor- Conseguiré para usted un nuevo John mientras duerme en animación suspendida. Fabricaremos una vida a medida para el clon y cuando esté listo para conocerla, la despertaremos y volverá a enamorarlo.
La propuesta era inconcebiblemente arriesgada, tanto en sus posibilidades de éxito como en los problemas que implicaba. Y montruosamente cara: había que clonar a John, buscar vientres de alquiler, construir una casa, ¡no, un barrio!, igual al que había nacido; recrear su infancia con padres, profesores, amigos, tios....hasta los mas mínimos detalles. Ajustarse críticamente a sus vivencias mas importantes, calcar milimétricamente los detalles que marcaron su vida, su personalidad, su yo.
- Nos propone algo irrealizable- argumentaron con toda fuerza de la razón.
- Todo lo que el hombre es capaz de imaginar y que no sea científicamente imposible es, por definición, realizable- contraatacó el doctor Schultz.
Y así, con las cadenas del amor y la esperanza como únicos compañeros en sus mochilas, comenzaron el viaje de la mano de la locura.
John, con sus últimas fuerzas, le regaló diez clones, de los que dos habían resultado viables. Y ahora ella recorrería los últimos pasos que la separaban de la cámara donde dormiría durante veintinco años, esperando despertar a un amor por conquistar.