Por Ana Caro
Tras el
último terremoto en el centro de Italia, que ha llegado hasta incluso acabar
con la vida de personas y destruir muchos hogares, surgió un proyecto que trata
de fabricar “suelos vivos” para acabar con estas catástrofes.
La
idea, que parte de un equipo de estudiantes de Gran Bretaña consiste en
modificar genéticamente unos microbios llamados Bacillus subtitis para fabricar
un bio-cemento con capacidad autoreparativa. Lo que estos jóvenes pretendían
hacer inicialmente con esta idea era participar en una competición
biológica.
En
esencia, la idea del equipo de creadores del prpyecto al que dieron por nombre
BacillaFilla era desarrollar un bio-cemento en el que las bacterias
respondiesen a los cambios de presión produciendo una reacción que ayudase a
apuntalar el suelo bajo los cimientos.
Para
lograrlo, el equipo cultivó una bacteria intestinal común en un sustitutivo del
suelo (un hidrogel con forma cilíndrica). Después, sometieron al hidrogel a
presiones hasta 10 veces superiores a las que experimentan al nivel del
mar. Al estudiar a estas bacterias,
identificaron 122 genes que triplicaban su actividad cuando se producía un
aumento de presión. El resultado que obtuvieron fue que cuanta más presión se
ejercía sobre el microbio, más intensamente brillaba.
Durante
una conferencia, el equipo de investigadores describió un programa informático capaz
de predecir cómo va a reaccionar el microbio a algunas fuerzas transferidas a
través del suelo bajo los cimientos de un edificio.
Lo que
planean hacer los investigadores es reemplazar el gen de la proteína que brilla
intensamente con otros genes que convertirán al BacillaFilla en un bio-cemento
con el que se podrán fabricar unos suelos “pensantes” capaces de mantener los
edificios seguros, al dotarles de cimientos susceptibles de auto-construirse.