Por Marina Daza, 2º bachillerato
Últimamente
se han desarrollado una serie de técnicas mediante la ingeniería genética que
permite modificar los genes de un organismo o introducir genes de un organismo
en otro. El objetivo de este proceso es obtener una serie de características
que el organismo no tendría de forma natural. Así podemos conseguir que un
organismo tenga las características que más nos convengan. Concretamente este
proceso se está aplicando mucho al campo de alimentación, dando lugar a los
alimentos transgénicos.
La motivación que ha provocado la
fomentación de este tipo de alimentos se basa en las múltiples ventajas que
estos tienen. En general, éstos tratan sobre la mejora de la calidad de los
productos. Por ejemplo, los alimentos se podrán modificar para que contengan
una serie de vitaminas y nutrientes favorables para su consumo. Además, se
puede disminuir su contenido en sustancias no saludables para el cuerpo. Por
otra parte, con lo que respecta a la agricultura (y a plantaciones en general) se
favorece la producción. Cada vez son más comunes las modificaciones genéticas
para hacer los productos más resistentes contra plagas y otras condiciones
medioambientales que puedan dañar a los cultivos. Gracias a esto, es posible
crear productos con unas características que hacen que se conserven más fácilmente.
Por todos estos factores, los costes de la agricultura han notado un fuerte
descenso.
Sin embargo, la ingesta de este tipo de
productos ha creado una gran controversia. No todo el mundo piensa que sean tan
buenos como aparentan. Numerosas investigaciones avalan los siguientes datos:
-Las técnicas no están lo suficientemente
depuradas como para dar un resultado 100% apto para el consumo humano. Puede
haber la posibilidad de que se produzca una hibridación indeseada. Esto se
resume en que el proceso de modificación no salga bien y que los malos
resultados se detecten una vez realizada la ingesta de dichos productos.
-Realmente no se saben los verdaderos
efectos que su ingesta puede tener en nosotros a largo o corto plazo. A causa
de la excesiva consumición de estos alimentos podrían aparecer futuras
patologías fruto de la reacción de los genes modificados con nuestro cuerpo.
Incluso se puede dar el caso de que haya reacciones alérgicas de algún tipo.
-Además de efectos en la salud puede
tener efectos negativos sobre el medio ambiente. Si se extiende su uso se puede
dejar a un lado otras especies “originales” incluso llegando a su extinción.
Actualmente en muchos países donde el uso
de estas técnicas es común, es obligatorio indicar mediante una etiqueta los
alimentos que son transgénicos, ya que se suele defender que la población tiene
derecho a saber lo que se está comiendo. Concretamente en nuestro país se
estableció un sistema de regulación del etiquetado de los productos desde 2004.
Cabe destacar también que España es uno de los países de la Unión Europea que
más ha apoyado a este campo de la biotecnología, como a la biotecnología en
general. Aunque hoy en día estén autorizados pocos de estos alimentos (como el
maíz y la soja), en un futuro es posible la aparición de una gran cantidad productos
de este tipo sobre nuestros platos.

Etiquetado de trangénicos
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